LA CIUDAD

LA CIUDAD

Estrella del Universo Viajes

Soy de las que piensan que tenemos una parte esencial que no cambia. Tal vez sería mejor decir que somos una esencia que ha estado ahí desde el principio y que estará siempre. Aunque esa médula esté cubierta de capas superpuestas creadas por la mente. Capas que vamos exfoliando conforme transcurre nuestra vida.

Además, y aunque pueda parecer paradójico, creo profundamente en el cambio.

Considero que todos podemos cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar, con el propósito de conectar íntimamente con esa parte esencial y así ponerla de manifiesto con más esplendor ante los demás.

Más paradojas aparentes: pese a ser una convencida de que el cambio es posible, uno de mis poemas favoritos, -uno de los poemas más bellos y profundos que he leído-, La ciudad, de Constantino Cavafis, parece a simple vista un alegato contra la idea de que la transformación sea posible.

Ni siquiera en el contexto de un viaje para dejar atrás algo que se quiere abandonar. En La ciudad, todo nuevo horizonte parece destinado a teñirse de sombras antiguas. 

¿Pero es exactamente así? ¿o en realidad lo que Cavafis pretende decirnos es que el cambio solo es posible si el viaje se hace hacia el interior? ¿solo si nos desprendemos de esas capas: creencias y constructos adquiridos?

Esa es mi impresión.  ¿Qué piensas tú?

LA CIUDAD

Te dices: Me marcharé

a otra tierra, a otro mar,

a una ciudad mucho más bella de lo que ésta

pudo ser o anhelar…

Esta ciudad donde cada paso aprieta el nudo

corredizo,

un corazón en un cuerpo enterrado

y polvoriento.

¿Cuánto tiempo tendré que quedarme,

confinado en estos tristes arrabales

del pensamiento más vulgar? Dondequiera

que mire

se alzan las negras ruinas de mi vida.

Cuántos años he pasado aquí

derrochando, tirando, sin beneficio alguno…

No hay tierra nueva, amigo, ni mar nuevo,

pues la ciudad te seguirá.

Por las mismas calles andarás

interminablemente,

los mismos suburbios mentales van

de la juventud a la vejez,

y en la misma casa acabarás lleno de canas…

La ciudad es una jaula.

No hay otro lugar, siempre el mismo

puerto terreno, y no hay barco

que te arranque a ti mismo. ¡Ah!

¿No comprendes

que al arruinar tu vida entera

en este sitio, la has malogrado

en cualquier parte de este mundo?