Cuando descubrí la obra escultórica y las instalaciones submarinas del artista británico Jason deCaires Taylor, me quedé fascinada y sentí que me adentraba en el escenario de uno de los pocos sueños recurrentes que recuerdo haber tenido.
En ese sueño que se ha repetido algunas noches, me veo a mí misma sumergida en el agua de un océano inmenso (no sé cómo llego allí ni por qué) y cuando miro hacia abajo, hacia las profundidades marinas veo bustos y estatuas de mármol que descienden lentamente hacia el abismo. En silencio.
deCaires Taylor sumerge piezas en océanos y mares de todo el mundo, y su museo subacuático Grenada Underwater Sculpture Park ha sido considerado una de las 25 maravillas del mundo por National Geographic. Otra de sus instalaciones, La evolución silenciosa, ubicada en Cancún, es la más extensa colección de arte submarina con más de 450 figuras de cemento a escala humana.
El artista emplea siempre materiales respetuosos con el medio ambiente (cemento de pHneutro) y sus proyectos velan por la protección de costas y océanos, y contribuyen a la regeneración de ecosistemas y arrecifes, integrando naturaleza y arte.
A veces pienso en todas esas figuras enigmáticas, dispersas por los océanos de la Tierra, rodeadas de especies marinas que las acogen e integran en su universo azul-verde cerceta. Parecen estar inmersas en un silencio abisal y eterno.
En su quietud, se transforman día a día, sirviendo de hábitat y refugio a muchísimas especies (peces, corales, crustáceos, estrellas, algas, etc). El color grisáceo característico de las esculturas cuando se sumergen por primera vez se transforma con el paso del tiempo, dando paso a coberturas de alegres y vivos colores, gracias a la pigmentación de la fauna y flora marina. La vida renueva y transforma constantemente su pigmentación.
Aquí tienes la web del artista por si quieres conocer mejor su extraordinaria obra:
https://www.underwatersculpture.com/
Y la charla TED en la que él mismo habla de su obra: