MISTERIOS

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Universo Misterios

La vida está llena de misterios. La vida en sí misma es un misterio, al igual que todos nosotros. Vivimos inmersos en un enorme misterio y mantenemos un vínculo indisoluble con él.

Una vida sin misterio sería aburrida, baldía, tediosa. Si careciéramos de lo ignoto, de lo incomprensible, no habría aliciente.  En el supuesto caso de que el misterio no existiera, habría que inventarlo, crearlo para poder sobrevivir. El misterio es tan esencial para el alma como el respirar para el cuerpo; sin él desfalleceríamos sobre un lecho de certezas y verdades infalibles.

Además, las personas, acentuamos el misterio real que nos envuelve, desde distintos lugares. Por ejemplo, desde el arte en todas sus formas (literatura, cine, pintura, etc.), a través del cual pretendemos velar las cosas, cubrirlas con el halo del enigma y dejar pistas, cabos sueltos como señuelo.

“Uno no puede hablar acerca del misterio, uno debe ser cautivado por él” decía el pintor René Magritte. ¡Y qué razón tenía! Las personas debemos sucumbir al misterio, dejar que nos seduzca, caminar hipnotizados hacia él. El misterio es lo más estimulante.

Hay algunos misterios resolubles, algunos otros que quizás hoy no lo son, pero algún día lo serán. Y luego están los misterios irresolubles, cuya inefabilidad es fundamentalmente eterna, solo así perdura su propósito. Esta última categoría de misterios queda adecuadamente reflejada en la reflexión que Albert Einstein escribió en una carta dirigida al físico David Bohm: “Si Dios creó el mundo, ciertamente se preocupó de no hacerlo fácilmente comprensible para nosotros”. Son misterios tan importantes que no deben resolverse nunca.

De unos y otros misterios hablaré en este universo, en el que espero te pierdas y recrees ante la maravilla y el asombro.