Patricia Highsmith escribió Carol (Anagrama) inspirada por un acontecimiento autobiográfico que tuvo lugar mientras trabajaba como dependienta en la sección de juguetes de unos grandes almacenes, durante la navidad de 1948. Highsmith tuvo que atender a una misteriosa y hermosa clienta, cuyo contacto breve y fugaz dejó en la autora una profunda impronta.
En ese mismo contexto se conocen las dos protagonistas de Carol: una navidad en Nueva York, unos grandes almacenes, un flechazo.
La tímida Therese, aspirante a escenógrafa que trabaja puntualmente como dependienta, conoce a una enigmática y atractiva Carol cuando ésta decide ir a comprar un juguete navideño para su hija. La fascinación que Therese siente hacia Carol es intensa y fulminante, al igual que el terror de pensar que quizás nunca más vuelva a ver su rostro:
“Era consciente con horror de los momentos que pasaban, como si formaran parte de un tiempo irrevocable, una felicidad irrevocable, porque en aquellos pocos segundos ella podía volverse y ver una vez más la cara que nunca volvería a ver”.
El embeleso es tal, que Therese siente el vigor y el valor suficientes para provocar un primer encuentro con Carol de la forma más encantadora y poner así los primeros cimientos de su relación. A ese primer encuentro le seguirán otros muchos que les permitirán explorar sus diferencias de carácter (Therese es solícita y reservada; Carol expansiva, juguetona, bondadosa) y consolidar una atracción emocional y erótica que derivará en amor pleno cuando ambas se embarquen en un viaje por las carreteras del oeste de Estados Unidos. Un viaje en el que pagarán los peajes derivados de sus ansias de libertad en un contexto de restricciones sociales.
Carol fue llevada al cine en 2015 por Todd Haynes, que escogió a dos actrices excelentes, idóneas para representar a las protagonistas: Cate Blanchett y Rooney Mara. Con una recreación perfecta del ambiente estético y social de los años 50, ambas mujeres remarán a contracorriente, aceptando todos los precios a pagar (no en vano el primer título de la novela fue El precio de la sal) y demostrando que, por fortuna y contra todo pronóstico, el amor se impone en algunas ocasiones.