AIMÉE Y JAGUAR

AIMÉE Y JAGUAR

Estrella del Universo LGBT

Aimée y Jaguar (Max Färberböck, 1999) es una impactante historia de amor entre dos mujeres, Lilly y Felice (en su correspondencia íntima firman con los pseudónimos de Aimée y Jaguar), que transcurre en el convulso Berlín de la II Guerra Mundial.

Inspirada en los hechos reales que Erica Fischer narra en su libro homónimo, la adaptación cinematográfica es muy elegante y logró que sus dos actrices protagonistas ganaran al unísono el oso de plata en La Berlinale de 1999.

Hablamos de un amor de alto riesgo: Felice es una chica judía que trabaja – empleando un nombre falso- en un periódico nazi del que sustrae información que luego suministra como espía a la resistencia; Lilly es esposa de un oficial nazi, madre de cuatro hijos y proclive a mantener relaciones esporádicas con militares del ejército alemán en una búsqueda infructuosa del amor.

Su historia la descubrimos a través de la voz de la narradora, Ilse, una ex amante de Felice.

“Nadie sabía disimular tanto como Felice. Trabajaba en un periódico nazi, le gustaba escribir poesías y no dejaba escapar a nadie que tuviera unos bonitos rizos como los míos. A veces pensaba que Felice tenía varias personalidades y cuando conocías a una de ellas, la otra te engañaba. Realmente era difícil comprenderla. Solo con su abuela era ella misma”

Felice y Lily se conocen en el teatro de la ópera de Berlín y, días después, se reencuentran casualmente (“Sin embargo, así es el destino, quién sabe con certeza qué es lo que empuja a dos personas a encontrarse”). Ese segundo encuentro deriva en otros y, lo que empieza siendo una amistad, se transforma en una pasión intensa, con los quebraderos de cabeza y vaivenes propios del espíritu indomable y escurridizo de Felice quien -durante gran parte de la relación- oculta a Lily su origen judío.

Mi escena favorita es, precisamente, el momento en el que Felice desvela ante Lilly su verdad.

El oasis que construyen junto al grupo de amigas judías y homosexuales de Felice las evade de las bombas, los escombros, el terror y la miseria…Pero es solo una ilusión porque, una tarde, al llegar a casa, los agentes de la Gestapo esperan a Felice en el apartamento, agazapados en la penumbra.