Entre juguetes de Alberto Manguel (Días contados) es una delicia de librito. Podría considerarse escrito en prosa poética. Un libro de escenas evocadoras, reflexiones, preguntas y certezas en torno a los juguetes y al acto de jugar.
Está, además, bellamente ilustrado por François Place, que ha trazado coloridas imágenes de peluches, trenes, soldaditos, coches, muñecas, robots, dinosaurios, etc. para enaltecer aún más si cabe las palabras de Manguel.
“Todo está aquí. La familia de Papá Oso, Mamá Osa y Bebé Oso. Las muñecas juegan, cocinan, trabajan, llevan vestidos maravillosos y viven en casas perfectas. Las bestias salvajes que vagan por lugares tan lejanos que parecen irreales. Los animales de granja con sus vidas sin sobresaltos. Los soldados metidos en guerras que no tienen motivo ni principio ni final. El tren que crea continuamente su propia geografía. Los robots, que ya no son habitantes del futuro. Las criaturas de peluche que comparten nuestra cama y tienen nuestro olor”
Las páginas de Entre juguetes son nostálgicas, ligeras y delicadas.
Manguel revisa en ellas la impronta que los juguetes dejan en nosotros desde la primera infancia, el valor simbólico que hay detrás de su apariencia material. Rememora los aspectos sensoriales; sus formas, colores, olores, texturas. Reflexiona sobre las ensoñaciones, sobre lo que hacemos cuando los tenemos en nuestras manos y les damos vida, y sobre lo que ocurre cuando los perdemos o abandonamos.
Repasa situaciones lúdicas, expone anécdotas de personajes históricos y de su relación con los juguetes y, por encima de todo, revela la infancia como el gran tiempo de lucidez y de verdad:
“Los adultos dividen el mundo entre las cosas infantiles y las cosas que consideran serias, sin darse cuenta de lo ridículas, lamentables, tontas o insensatas que son en realidad la mayoría de sus actividades”
“-Tómame en serio-, le dice el adulto al mundo. – No estoy fingiendo.
-Finjamos-, les dice el niño a los juguetes. - Tómenme en serio”
