EL INFORME MONTEVERDE

EL INFORME MONTEVERDE

Estrella del Universo Galaxias

El informe Monteverde (Crononauta), de Lola Robles, es una pequeña gran obra de ciencia-ficción que en pocas páginas consigue transportarnos de forma creíble y efectiva a un mundo ubicado a años luz, en un hipotético momento en el que los viajes intergalácticos están a la orden del día.

Rachel Monteverde es una reputada lingüista de la Tierra a quien la Sociedad para el Estudio de las Lenguas Interestelares envía al planeta Aanuk con el mandato de estudiar los idiomas y culturas nativos.  

Aanuk es un planeta paradisíaco; bello y lleno de contrastes, al igual que las dos especies que lo habitan sin tener prácticamente ningún contacto entre ellas. Los annukiens son afables y expansivos, mayoritariamente nómadas, aunque algunos habitan en asentamientos dispuestos para el sedentarismo. Los fidhia son más reflexivos y espirituales; son ciegos de nacimiento, viven en cuevas recónditas de las montañas septentionales y, precisamente por mantener esa distancia deliberada respecto a sus vecinos, los annukiens sienten recelo hacia ellos.

El informe Monteverde es un precioso análisis sobre el impacto que las circunstancias especiales, fisiológicas y culturales tienen en el desarrollo de un determinado idioma. Y también sobre la relevancia de conocer al prójimo en su contexto para poder establecer una comunicación completa.

A medida que se adentra en el estudio de ambas culturas, Rachel va desmontando los prejuicios y estrechez de miras de los annukiens respecto a los fidhia. Una sabia anciana fidhia le dice en un momento determinado: “Los fhidia no odiamos a los annukiens, ¿odiarías tú a un niño que tiene miedo?”

La novela aborda con delicadeza temas sociales de enjundia y actualidad, como son la inmigración, el sentido de la religión, la dificultad para integrar valores ajenos, la organización política, los claro-oscuros que coexisten en una misma civilización y la gratitud como puente entre personas y pueblos:

“En el gutia- nos dijo la fihdia- hay trescientos ochenta y ocho salmos. Todos tienen su razón y su momento de ser, dirigidos a la divinidad. En este caso, le doy las gracias porque tengo amigas que me han enseñado algo que no sabía sobre el mundo”