TIENEN CASAS COMPARTIDAS

TIENEN CASAS COMPARTIDAS

Estrella del Universo Casas

La poesía de Emily Dickinson es inagotable, infinita. Sus poemas pueden ser leídos cientos de veces y siempre habrá un matiz, una arista que fue imperceptible la vez anterior, un recoveco en el que se ocultaba algo nunca visto.

Hay un poema en particular que me ha resultado siempre especialmente enigmático. Habla de criaturas de otro mundo, invasivas e inefables. Sin procedencia ni apariencia material. Invisibles e intangibles. Sin embargo… sin embargo tienen una particularidad que las hace paradójicamente mundanas, excesivamente terrenales: tienen casas compartidas, como los gnomos.

¿Qué casa compartida habitan las criaturas? ¿habitan nuestras mentes? ¿habitan nuestros corazones? ¿se desdoblan? ¿o son ubicuas y no conocen la saciedad?

 

 

No puedo estar sola,

pues me visitan multitudes;

incontables visitantes

que irrumpen en mi cuarto.

 

No tienen ropas, ni nombres,

ni tiempo, ni país;

tienen casa compartidas,

como los gnomos.

 

Su llegada puede ser anunciada

por mensajeros, en lo interior;

su partida, no,

pues nunca se marchan.

 

*La traducción del poema original pertenece a Enrique Goicolea en la maravillosa edición ilustrada “El viento comenzó a mecer la hierba” de Nórdica libros.