
El pintor estadounidense Leonard Koscianski (1952, Cleveland, Ohio) es uno de los artistas posmodernos que mejor retrata el ambiente y la psicología de los barrios residenciales y suburbios de las ciudades americanas. Su visión onírica y misteriosa, -con tintes surrealistas-, de las urbanizaciones y de sus habitantes, transpiran inquietud, cierto desasosiego. Detrás de sus casitas de tejados rojos, de los jardines aparentemente tranquilos, de los corredores que madrugan, de los patinadores nocturnos, de los animales domésticos, parece ocultarse algo. Algo que está reprimido, como agazapado. ¿De qué se trata? Lo ignoro. Pero estar, está.
Una de mis obras favoritas del artista es la que te muestro aquí: aparentemente una casa ajardinada más, en el amanecer de suburbio cualquiera en una ciudad anónima.
Me encanta como la luz del alba cubre con una pátina rosácea las casas blancas. En el barrio, casi todos parecen estar descansando. Hay un hombre despierto, probablemente el más madrugador. Se asoma a la ventana cruzando los brazos, con expresión satisfecha. Su sombra proyectada magistralmente sobre el césped magnifica su presencia. La vuelve más solemne. Ha sido probablemente el primero en despertarse; el primero pero no el único puesto que otra luz interior ilumina la habitación superior de otra de las casas. Los perros parecen enzarzados en un juego matutino y un ave solitaria aletea sobre los tejados.
¿Qué espera el hombre de brazos cruzados de ese día? ¿hacia dónde dirige su mirada? ¿está observando a los perros u observa otra cosa que nosotros no vemos? ¿cruza los brazos para protegerse de algo o porque siente frío? ¿despertaran los perros a los demás vecinos? ¿quién hay en el cuarto iluminado de la otra casa y qué estará haciendo? Son cosas que a veces me pregunto.