LA ÚLTIMA NOCHE

LA ÚLTIMA NOCHE

Estrella del Universo Amores

La última noche (Salamandra), de James Salter, reúne diez relatos sublimes y devastadores sobre la recreación y el recuerdo silencioso del amor y de la felicidad pasados, asolados ambos por los desencuentros, la traición y el desengaño.

Existe amor cuando pierdes la capacidad de hablar, cuando ni siquiera puedes respirar”, piensa Phil cuando, durante una reunión de amigos, su actual pareja le insta a hablar públicamente de una antigua amante (en aquel entonces Phil estaba casado) de la que él no tenía previsto ni quería hablar. Mientras los demás preguntan, opinan y juzgan, Phil se abstrae y recuerda. “Ninguno de ellos podía saber, ninguno podía visualizar Ciudad de México y aquel primer año increíble, conduciendo hasta la costa para pasar el fin de semana, cruzando Cuernavaca, ella con las piernas desnudas al sol, y los brazos, la sensación de mareo y sumisión que experimentaba con ella, como ante una foto prohibida, ante una subyugante obra de arte”.

Los personajes de Salter subsisten en un presente vacío, carente de sentido, comparado con un pasado que se niegan a abandonar. Un pasado por el que deambulan, rememorándolo de forma íntima, distanciándose así de su anodino presente.

Son personajes que engañan, que abandonan sin querer y no olvidan. También son abandonados; sin ver venir el adiós, sin esperar el final de algo que parecía eterno. Despedidas, amores frustrados, amores que los protagonistas creían sólidos pero que eran, en realidad, vulnerables y frágiles.

Es imposible no sentir compasión por ellos, imposible no sentir empatía ante su desamparo y su incapacidad para vencer el miedo o la indecisión en momentos cruciales de sus vidas. Momentos en los que dejaron escapar trenes que solo pasan una vez.  

Son personajes que transitan como sombras desvalidas por su presente, invocando un pasado al que quieren volver: “Lo había llamado varias veces a lo largo de los años, creyendo que el amor no moría nunca, soñando estúpidamente con verlo de nuevo, soñando que él volvía, como en las viejas canciones”. Sin que ninguno comprenda que es imposible regresar a un punto de origen, a una referencia que está en permanente cambio, que de hecho ya ha evolucionado.