AMBICIONES

AMBICIONES

Universo Ambiciones

El diccionario de la real academia de la lengua española (RAE) presenta estas dos acepciones para la palabra “ambición”:

[1] Deseo ardiente de conseguir algo, especialmente, poder, riquezas, dignidades o fama 

[2] Cosa que se desea con vehemencia

 

La primera de ellas tiene claras connotaciones negativas, muy en consonancia con el sentimiento de desconfianza y sospecha que en general se asocia con alguien ambicioso. Quizás sea así porque, tal y como refleja la primera definición de la RAE, está colectivamente aceptado que el deseo de poder, riqueza o fama en sí mismo, -como fin, no como medio para algo más grande-, no es algo digno ni honorable. El famoso cuento de la lechera, que tanto nos leyeron en la infancia, es un reflejo de ese sentir: el cántaro roto y la leche desparramada por el suelo acaban con todas las ensoñaciones y deseos de abundancia de la pequeña lechera. Como una advertencia.

Afortunadamente la segunda acepción de la RAE abre la puerta a considerar la ambición como algo positivo e intrínseco del ser humano, algo que le ayuda a progresar, a crear, a desarrollarse. ¿Se puede acaso progresar como individuo y como grupo sin ambición? ¿se puede vivir con motivación y alegría sin desear algo? ¿algo más grande que uno mismo? Esta acepción de la ambición es la antítesis de la inmovilidad y el conformismo.

En este universo pretendo que descubras historias sobre personajes a los que les mueve la ambición, independientemente de la naturaleza que ésta tenga: grande, noble, admirable, despreciable o mezquina. Algunos se enfrentarán a ella con ética, otros sin ética; algunos serán leales a sí mismos en la conquista y otros dejarán atrás todo lo valioso; algunos serán personas cegadas por su ansia y otros serán personas con principios, que sopesan en todo momento el alcance moral de sus actos y nunca desfallecen.

Suscribo a Marco Aurelio cuando dice: “el valor de un hombre no debería ser mayor que sus ambiciones”